lunes, 19 de noviembre de 2018

Comentario del artículo #1


¿A quién debemos creer y a dónde queremos llegar?

El texto objeto del comentario pertenece a un artículo extraído del New York Times datado de julio del 2017 escrito por Miquel Ramos. En este, se nos presenta como tema principal los efectos y acciones de los respectivos partidos de ultraderecha que están tomando poder actualmente en Europa. El autor no sólo habla sobre las ideologías, objetivos y estrategias de campaña de estos movimientos extremistas, sino que también, cita claramente y, a modo de crítica, los distintos pensamientos y tendencias racistas, proteccionistas y sobre todo xenófobas que dichas corrientes adoptan y esparcen por la sociedad. Puesto que este se centra en uno de los problemas más dificultosos y graves que están afectando, en distintas formas,  a diferentes países de Europa hoy en día: la inmigración.

Este artículo de opinión llega al punto de convertirse en un pretexto para hacernos reflexionar acerca de las distintas caras que trae consigo esta masiva entrada de extranjeros: ¿rige la ética,la moral y el altruismo o la razón, el egocentrismo y el patriotismo? ¿deberíamos votar o no al partido ultraderecho por ellos o por nosotros?

Hace 70 años, el racismo y el nacionalismo redujeron a Europa a cenizas y, lo que más preocupa y alarma en la sociedad actual, es que algunas de estas tendencias e ideologías vuelven a estar de moda.

En los últimos años, el debate político ha cambiado. Hemos pasado de escoger entre más o menos intervención del Estado a decidir entre si aceptamos la globalización o nos echamos para atrás. Y es que, actualmente en el contienente europeo se están popularizando cada vez más y más distintos partidos de carácter ultraderecho, los cuales si bien recogen varias posturas tradicionales izquierdistas como el proteccionismo y los planes de bienestar, no son para nada liberales ni mucho menos socialistas, tal y como afirma Marine Le Pen, presidenta de la Federación Nacional en Francia, quien describe a la derecha extremista como un partido del pueblo que busca nada más y nada menos que el cambio radical en la sociedad y un equilibrio entre la empresa privada y la libertad de emprender.

Sin embargo y tal y como nos lo plantea al autor, estas ideologías y pensamientos de los partidos no solo quieren recuperar el control de sus países, recelosos de la soberanía nacional e incluso, algunos seguir el ejemplo de Reino Unido y abandonar la Unión Europea; sino que buscan implantar estas ideas inculpando a los inmigrantes de la falta de desarrollo y avance económico en su nación. Porque por medio de discursos de terror, odio y desesperación por un cambio, les implantan estas ideologías en las mentes de los ciudanos, en especial, de las nuevas generaciones.

Queda en claro y, basándome en la tesis de Miquel Ramos, que este llamado antisistema y los conocidos como "Identirarios" (activistas fascistas del siglo XXI) quienes quieren nada más y nada menos que deshacerse de todos aquellos que dejan sus hogares en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida. Dichos partiodos rechazan la diversidad étnica y cultural, el comunismo y el capitalismo ya que simplemente se centran en sus intereses nacionales y el supuesto catastrófico daño que les causa este tipo de "invasión".

Por otra parte, el artículo también nos comenta acerca de la posición de España frente a este tema y es que los partidos de extrema derecha en ese país no han logrado posicionarse tan fuertemente en el ámbito político, debido a diferencias y falta de comunicación entre ellos. No obstante, en el artículo se muestra claramente la posición crítica del autor respecto a lo que está sucediendo con los movimientos identitarios en dicha nación, ya que, al parecer, culpan al propio Estado de que los índices de desempleo y pobreza aumentaran con la llegada dde los inmigrantes porque todo parece ser que el gobierno destina su atención y dinero a ellos por sobre los mismos nacionales. 

A modo de desenlace y, como lo aclare al principio de este comentario, finalmente el autor solo deseaba poner en la mesa las acciones e ideoloías que adoptan estos partidos de extrema derecha para hacernos pensar sobre el futuro y lo que le espera a Europa si dichos movimientos terminan por dominar enteramente al voto popular. Porque puede que para ellos toda esta cuestión esté marcada por asuntos económicos y políticos, pero es que, ¿no es acaso el racismo y la xenofóbia un tema cultural, social e incluso ético?  Con esto me gustaría dar paso a mi opinión personal sobre la situación europea actual.

Las  migraciones han estado presentes desde el origen del ser humano. No hay duda en que este fenómeno plantea interesantes disyuntivas éticas que los Estados deben solucionar a través de políticas públicas migratorias, que deben de tenerse en cuenta puesto que afectan a una cantidad importante de personas buscando nuevos horizontes a nivel mundial. Pero es que, desde mi punto de vista, estos partidos de extrema derecha lo único a lo que apuntan es a una actitud egoísta y nacionalista. Sí, es un hecho y no digo que este problema de migración no simbolicé un gran coste para el Estado y que tenga sus consecuencias negativas. No más falta por ver los distintos atentados que se han producido en los últimos años en países como Francia, y tienen todas las razones para adoptar dicho temor. Sin embargo, me gustaría resaltar el caso de Canadá y Japón.

En ambos países se rigen políticas y leyes totalmente opuestas y contrarias. Mientras que en uno la tasa de población inmigrante no llega ni siquiera al 2%, mientras que en el otro, va rozando el 25%, y busca seguir aumentando. ¿Qué es lo que sucede? Pues bien, sabemos que Japón es uno de los países más tradicionales y que su economía es la tercera mayor a nivel mundial. Pero la verdad, es que este país se ha visto obligado a aceptar más inmigrantes tras el hundimiento de su población activa. ¿Por qué? Bueno, solo hay que fijarnos el enorme desequilibrio entre sus gastos e ingresos, y que actualmente es el país con mayor deuda en el mundo debido a las altas tasas de cotización de seguridad social y de impuestos.


En contraste tenemos a Canadá que es uno de los países más prosperos e innovadores, quienes poseen , a diferencia de Japón, una política aperturista y en donde la mayoría de la población consideran a la inmigración como nuevas e innovadoras ideas que benefician a la economía. Ya que los canadienses no ven a aquellos que llegan a su país como un problema, sino todo lo contrario, como una oporunidad. De hecho, los reconocen como un patrimonio multicultural y consideran a la diversidad como un factor enriquecedor. Además de que se basan en el hecho de que sostener a un inmigrante es mucho más económico y favorecedor para el Estado que mantener a un local. Porque los primeros llegan en busca de trabajo y salir adelante productivamente.

¿A dónde quiero llegar con esto? , pues bien, pienso que combatir el odio con políticas que surgen del propio odio no suelen tener buenos resultados. Así como comenta el autor en el artículo, "solo hace falta echar la vista atrás para ver cómo el discurso de odio es tan solo el principio de algo mucho peor". Se refiere no solo a las dos Guerras Mundiales que ha tenido el contienente, sino también al regimén y dictadura franquista que sufrió España. Hechos que afectan la moral de la sociedad europea inlcuso años después.

Los partidos ultra derechistas analizan la inmigración desde un punto de vista del precio-beneficio, olvidando la humanidad de aquellos que se mueven y de aquellos que se quedan. Sí, tal vez la señora Le Pen se puede estar centrando en los costos de las migraciones a un nivel financiero y egocéntrico preocupándose solamente de sus tasas de PIB y crecimiento. Pero, ¿qué pasa con los costos a nivel de vidas humanas? ¿Qué reflejamos al cerrarle las puertas en la cara,literalmente, a aquellos que buscan refugio y, sobre todo, un lugar donde prosperar y continuar con su vida?

Se debe tener en cuenta la posibilidad de medir los riesgos y beneficios de las migraciones planteandonos la disyuntiva de si es que las naciones tienen o no las obligaciones éticas hacia los migrantes al momento de establecer sus leyes migratorias.  Tal y como propone el filósofo español Gustavo Bueno, este problema es una ética materialista cuyas normas no se definen por el origen (como la conciencia Dios, padre o espíritu) sino que se definen por el objeto de las normas morales y éticas. Este objeto es la preservación de los cuerpos, de los seres humanos y la preservación de su vida y, por consiguiente, el delito ético mayor es hacerle daño a otro hombre corporal. Suelen estar en conflicto objetivo. Esto significa que está relacionado con planteamientos tanto epistémicos como morales. Aquello lo relacionamos con la neutralidad, imparcialidad y, en este caso, la impersonalidad. Puesto que, el sujeto, nosotros, nos distanciamos respecto de él mismo con la intención de acercarse al objeto, ellos, partiendo del punto que la subjetividad y la objetividad se excluyen mutuamente.

Pues bien, se supone que, para ser objetivos a la hora de expresar un juicio debemos abandonar todo aquello que nos es propio: nuestras ideas, creencias, preferencias… para así alcanzar la universalidad. Porque es que claro, con este tema se nos plantea el problema de si debemos seguir nuestra moral y principios éticos o nos basamos en los hechos, las consecuencias y la razón.


He de decir que personalmente me resulta difícil apoyar la idea de cerrarles las fornteras y puertas a nuestros hermanos. Y sí, digo hermanos, porque considero que, dejando de lado nuestro color de piel, creencias, religión, lengua o procedencia, todos somos seres humanos totalmente iguales. Iguales en el sentido de que tanto él como yo tenemos el mismo derecho de gozar de una vida digna, en la que se nos otorguen segundas oportunidades para triunfar en el mundo y llevar a nuestra familia para adelante. Por lo que me parece totalmente absurdas las ideas y planteamientos neonazis o xenofóbicas que ya han tomado posición en distintos países de Europa respecto a esta cuestión. Países que buscan su propio bienestar más no el común. En los que se decide devolver a el conjunto de masas que lo único que buscan es aceptación y oportunidades. Y he aquí planteado el gran interrogante que se da en los debates de partidos de ultra derecha: ¿ellos o nosotros? O los rechazamos y repelimos o nos dejamos hundir.

Porque sí, desde mi punto de vista, ese es el mensaje de odio y temor que implantan los líderes extremistas en sus discursos de campañas y prensa. Un mensaje que se ha popularizado a lo largo de los años hasta el punto de que, en alguno que otro país, estuviera sino a unos cuantos votos de quedar elegido. Pero, es que toda esta historia no solo gira entorno a aquel bien vestido que levanta la voz ante todo el pueblo en un palco, sino que estos pensamientos de rechazo y racismo se dan, ahora en nuestros días, por medio de las redes sociales y vías de comunicación. Hay que ver con ambos ojos a esta serie de recursos innovadores y tecnológicos que han llegado a nuestras manos en los última década ya que estos son los principales causantes del inmenso y absurdo nivel de ignorancia en la población mundial actual. Aquellos que leen algún comentario o noticia falsa por internet ya caen en manos de un círculo vicioso en el que la mentira es implantada por alguien y esta se reproduce pasando de mente en mente y, hasta incluso, alterando a la misma cada vez más.

Hoy en día se nos son incrustadas un cúmulo de información, datos e ideologías por estos medios hasta el punto de creerles y caer en sus intenciones de dominar la conciencia colectiva. Es así como partidos como el de la Federación Nacional en Francia o la FPO en Austria ganan votos populares y los llevan de la manito hacia el abismo de la total y completa inconsciencia. Porque se les planta una y solo una idea sin siquiera dejarlos ver el otro lado de la moneda.

Por: Laura Sofía Peláez Garro, 1B Bach.
Fuente: Artículo

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