jueves, 10 de enero de 2019

Comentario de debate "La naturaleza del ser humano y la pregunta sobre su verdadero origen"


"La naturaleza del ser humano y la pregunta sobre su verdadero origen"

¿Qué somos, de dónde venimos y por qué estamos aquí?

El debate, llevado a cabo en la prestigiosa Universidad de Oxford, abarcó algunos de los temas más controversiales y de argumentos enfrentados, pero, por sobre todo y a mi manera de ver, llenos de prejuicios sociales. 

En este caso se enfrentan los argumentos de, por un lado, el profesor Richard Dawkins, biólogo y un total materialista que defiende sus posiciones con las leyes de la física, la selección natural entre otros experimentos comprobados científicamente. Básicamente, fiel seguidor de la razón y de la frase "ver para creer". Y, como contra posición, tenemos al arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien se basará en su teología y defenderá a toda costa su convicción católica y, junto con ella, su convicción en la fe y su relación con el Dios Creador. Sin duda alguna espiritualismo puro y duro. Por último, pero no menos importante, de moderador actúa Sir Anthony Kenny, filósofo y maestro representante de la ignorancia en este debate y abierto a persuasión durante el mismo.

Siendo el primer tema a tratar la naturaleza del ser humano, dan de que hablar los dos conceptos protagonistas de conciencia y alma. Queda bien claro que la ciencia no puede darle una definición como tal a ambas palabras, ya que se sobrepasan de los límites del entendimiento humano. Sin embargo, Dawkins deja bien en claro que los materialistas creen que la conciencia es algo que emerge de la mente y que le es difícil comprender como un Dios implanta en nosotros lo que nos hace nosotros desde un principio. Y es que, para este biólogo, somos nada más el producto de una evolución natural y de como tal la unión de otros dos individuos previos a nosotros, de quienes heredamos la conciencia individual. Esta "es un fantasma que toma decisiones, pero por fuera del margen de la realidad física"

A esto le refuta y defiende el arzobispo con la idea de que los humanos poseemos la capacidad de hablar y cuestionarnos sobre nosotros mismos, a lo que llama la autoconciencia. Y de esta misma sale nuestra relación con Dios, la cual es por medio del alma. Como cristiano claramente cree en la vida después de la muerte, en la vida eterna, y en que después de dejar el cuerpo, el alma es quién se reúna con Dios a posteriori, para nunca romper dicha relación de individuo-superior. Este es un proceso que no se puede apreciar desde el punto de vista material, ya que se basa todo en la confianza y la fe. 

Seguido, toma partido entonces la cuestión del libre albedrío, otro concepto al que no se le puede dar un significado como tal ya que ¿sabemos lo que implica ser libre? ¿Somos o seremos libres alguna vez? ¿Cómo puedes experimentar algo que ni siquiera sabes lo que es? 

Para esta sección se toman en cuentas los ordenadores y el hecho de que sus acciones son totalmente determinadas por nosotros. Pero entonces, ¿actuamos también nosotros de una manera predeterminada? Según Dawkins, los genes no hacen lo que somos, sino que los eventos en el universo se juntan para dar lugar a lo que conocemos, pensamos y hacemos. Lo que se desconoce ciertamente es el ¿por qué y cómo?

Y a todo esto, me surgen interrogantes como, ¿somos seres creados de prefabricación como los ordenadores o somos capaces de tomar nuestras propias decisiones, seres libres? ¿Es el destino el único regidor de nuestras acciones y futuros? Siendo sincera y de acuerdo con los debatientes, la libertad es algo que no existe en nuestra mente, algo que va mucho más allá de nuestro conocimiento, porque, se supone, que nunca ha llegado el ser humano a experimentar la libertad en su máximo esplendor, ya que simplemente no sabemos lo que se siente. Es algo desconocido, como el hecho de que estemos atados al hilo rojo del destino el cual simplemente nos guía por el camino determinado, ¿por qué cosa o por quién? No lo sé, solo me limito a creer (más no saber a ciencia cierta) que cada acción tiene su repercusión, pero que, en un principio, nosotros somos quienes decidimos. Ahora, ¿dónde queda la conciencia? ¿Y Dios? 

El segundo tema del debate fue el origen de la especie humana. Como era de esperarse, Richard Dawkins simplemente recalcó la evolución biológica de manera gradual. Esta es la razón por la cual el hombre posee conocimiento, derivado de las situaciones de supervivencia incrustadas luego en nuestro cerebro. Mientras que Rowan Williams se centró en el hecho de que "el primer ser humano, es aquel que evidencia conciencia de nosotros mismos y de Dios" y este está hecho a imagen y semejanza del Creador. 

En esta misma sección, surgió una pregunta que en verdad me pareció bastante interesante, y trataba sobre la imperfección de los seres humanos. El hecho de que no llegamos a nuestro máximo potencial y si fue todo un fallo de la evolución o del diseño. Como respuestas me inclinaría más por un comentario que realizó el arzobispo y que, basándome en este, saco mis conclusiones. 

Desde mi punto de vista, el hombre no es un ser imperfecto, por el simple hecho de que ¿quién juzga entre el bien y el mal? ¿Cómo es que nos hemos mortificado durante años por el hecho de que no logremos la perfección y de que sigamos cometiendo errores? Todo, para mí, se resuelve en un profundo y constante sentimiento de abandono, soledad e ineficiencia, porque pensamos que somos seres incompletos, que no dan lo que deberían dar. Culpamos al mal, a la tristeza y al sufrimiento como invasores de nuestra mente y factores clave en la decisión de nuestras acciones. Porque, el humano no quiere sufrir, quiere seguir el camino positivista y, por esto mismo, le da vueltas a la pregunta ¿Si Dios nos ama, por qué creó la maldad? ¿Por qué nos deja a nuestra merced en su mundo tan "perfecto"?

Continuando con el tercer tema, el origen de la vida, se acuerda que el suceso de nuestra creación sea por la razón que sea, fue un proceso totalmente improbable y casi maravilloso. Uno que, si bien pudo haberse dado en miles y cientos de otros planetas, se dió en el nuestro, con muy muy bajas probabilidades de suceder. Casi diríamos una "casualidad". Defendido por el biólogo con el Principio Antrópico, la vida sabemos que pasó porque podemos hablar de ello ahora mismo. También, toma partido de que el ARN es la base de lo que somos y que la selección natural es la responsable de producir la información. Sin embargo, el arzobispo simple y directamente implica a Dios en el proceso de la creación, defendiéndose con la idea de que sus convicciones van de la mano solo y únicamente de la moral y espiritualismo. 

Finalmente, con esto, llegan no solo al último punto que es la creación del universo, sino que también hablan de lo que considero que es el verdadero núcleo del debate: ¿existe o no existe Dios? Pero, primero me pregunto, ¿qué es Dios? Esta reflexión se plantea cuestiones de todo tipo y de cualquier área de conocimiento: pregguntas metafísicas, filosóficas, antropológicas...

Ciertamente este "Dios" tampoco posee una definición universal. Se basa en las perspectivas, creencias y culturas de cada persona por lo que unos podrán decir que es netamente "El Creador", un ser supremo omnipotente y perfecto. También podríamos mencionar aquí entonces las cinco vías de Santo Tomas de Aquino sobre la existencia de Dios, tomándolo como "un motor inmóvil", hablando de "las causas eficientes, la contingencia, los grados de perfección...” E incluso, llego a pensar en las diferentes leyendas y mitos que existen en cada pueblo y cultura sobre la creación del Universo. Por ejemplo, el caso del "Huevo cósmico" y su explicación muy cercana a la científica de que surgimos de la nada, que es en lo que se aferra el profesor Dawkins en el debate. Él mismo afirma al final de la discusión, que simplemente no comprendía la existencia de una criatura sobrenatural productor de todo lo que somos y conocemos, viéndolo de manera liosa y, por lo tanto, quedándose en el bando de las leyes de la física, claras y probables. 

El arzobispo termina concluyendo que todo es cuestión de enfoque, y que está claro que el biólogo verá su elegancia y belleza en la ciencia mientras que él que se aferrará al amor eterno e incondicional por y de Dios, en el cual aprecia este mismo encanto y pureza. Dándome a entender que, simplemente fueron dos puntos de vista totalmente diferentes, apoyándose en contrarias ramas de la metafísica (materialista y espiritualista). Pero entonces, ¿a quién creer?

Pues bien, ahora basándome en ambos argumentos dados, llego a pensar que el filósofo realmente es muy sabio al tomar una posición neutral y ser partidario de la ignorancia, por lo cual me identifico más. Y es que, parto de la idea de que somos lo que quieren que seamos, somos lo que producen y lo que enseñan desde pequeños. Por lo que, por ejemplo, yo, criada en el seno de una familia creyente colombiana, se me quedó el principio de que Dios existe, a pesar de que, con los años, me fuera cuestionando la verdadera razón de mis convicciones.

Pero, ¿de dónde provenía esa creencia en algo de lo que ciertamente no tengo idea de lo que es? De alguien que apareció en mi vida por el simple hecho de haber crecido con ese pensamiento derivado de la doctrina de la sociedad en la que me encuentro. Y es que, como dije antes, somos lo que ellos quieren que seamos y nosotros somos los únicos que podemos decidir entre que creer y que no. Otra cosa son los factores a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida y, por, sobre todo, de los prejuicios los cuales pienso que son la principal fuente de ignorancia en el mundo. Ya que, preferimos suponer y seguir a la corriente en lugar de conocer y saber. 

¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Existe Dios? 
Una sola y única respuesta: no lo sé

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