sábado, 6 de abril de 2019

Ensayo sobre el veganismo

¿Cómo es posible que los animales sean humanos y nosotros egoístas?
Escrito por: Laura Peláez

Veganismo, un término que se ha tornado bastante controversial durante los últimos años, debido a su embellecida y alardosa  propagación por una sociedad ridículamente emocional. Algunos dirán que este se enfoca únicamente en la relación moral entre los seres humanos y los animales. Mientras que otros, pensarán que ser vegano es una simple cuestión de moda impuesta por los animalistas. Sin embargo, lo que deberíamos plantearnos desde un principio es ¿los animales pertenecen a nuestro círculo de oro moral?

Lo que creemos, a amplias y anchas palabras, es que un vegano es aquella persona que no consume productos de origen animal, ya sea con fines alimenticios, de vestimenta, higiene, ocio etc, dependiendo del tipo de vegano que sea; además, es aquella persona que no participa en ninguna actividad que implique la utilización de otros animales. Eso está claro. La disyuntiva y controversia está en el ¿por qué? ¿Cuál es su motivación a la hora de tomar esta decisión? ¿Qué los impulsa?

Si buscas la definición de veganismo en Internet, te encontrarás con múltiples y  diferentes resultados que irán desde “un estilo de vida”, pasando por “una forma de alimentación”, llegando incluso a tratarse como “un principio moral”. Y es aquí en donde realmente se encuentra el debate.

Lo que nos diferencia a nosotros de ellos son nuestros valores, emociones y sentimientos, nuestra moral. ¿verdad? Esos son nada más que algunos de los tantos argumentos del movimiento antivegano, el cual usualmente tiene un punto de vista mucho más científico y objetivo. Sin embargo, el veganismo se debe ver desde todos los ángulos posibles, empezando por la relación entre la ciencia y los valores humanos, para poder concretar si nosotros y ellos, siendo ambos animales, poseemos las mismas características y comportamientos morales.

Según el filósofo y neurocientífico Sam Harris, debemos tener una concepción universal de los valores humanos. ¿Y cuáles son estos? Podemos ir desde la compasión, la felicidad, el sufrimiento… hasta la noción de bienestar y de salud. Esa es la clave, nuestra conciencia. “Hay verdades por conocer sobre cómo florecen las comunidades humanas. Entendamos o no las reglas, la moralidad se relaciona con estas” afirmó Harris durante su Ted Talk.

Esto significa que nosotros, como humanos, al tener cultura, nuestro cerebro es capaz de experimentar y dar a flote diferentes estados de bienestar humano. Aunque esto es bastante subjetivo porque, incluso en nuestra sociedad humana, hay diferentes opiniones y puntos de vistas distintos. Eso es la moralidad.  

Lo que concluimos de esto es que los veganos, algunos, no todos, se enfocan en el comportamiento moral de los animales, por lo que afirman que ellos, poseen nuestras características como fuente de humanidad: la empatía, la solidaridad y la reciprocidad. Pero, ¿cómo es posible que los animales sean humanos?

Paradójicamente, esta hipótesis se demostró con estudios científicos sobre distintos comportamientos animales comparándolos con los humanos. Pensándolo así, nuestra sociedad no es tan diferente al reino animal. Ambos buscamos nuestro propio beneficio y la reconciliación. Esto nos remonta a las bases de la moral: la reciprocidad, hablando del sentido de la justicia y la equidad; la empatía y la compasión.

Tras varias investigaciones realizadas, como por ejemplo las del psicólogo holandés Frans de Waal, los animales demuestran tener comportamientos de consolación, habilidad para entender y compartir sentimientos de otros, la sincronización y la consolidación. Aunque nuestros cerebros se hayan desarrollado de diferente manera, nuestras bases de tendencias prosociales con parte emocional y cognitiva, son compartidas con los animales.

Precisamente esa es la posición de la filosofía vegana, desde el punto de vista moral. Los animales sienten y se comportan como nosotros y, por lo tanto, debemos tratarlos como a nuestros hermanos. Esta filosofía también se adapta a una serie de principios éticos, concretamente, basándose en la lógica y los hechos.
En primer lugar, se argumenta que, al ser individuos capaces de razonar, somos así mismo capaces de ser responsables por nuestros actos, ser conscientes de ello. Por lo que, al ser conducido por lógica, el ser humano se rige por el principio de “a los tuyos no se les hace nada”, lo cual, en nuestro contexto, sería como decir: “a los animales, por ser animales como nosotros, no se les hace nada”

Por consiguiente, poseemos un principio de identidad y cito, “no debemos hacer a otros individuos aquello que no deseamos que nadie nos haga a nosotros mismos… Todos los seres dotados de sensación somos conscientes y poseemos unos intereses básicos relativos a nuestra supervivencia y bienestar”. Este sigue siendo un argumento de la filosofía vegana.

Esto mismo nos remonta a lo que se venía diciendo con anterioridad acerca de las características como fuente de humanidad; fundamentando así, el principio ético de igualdad, o igual consideración moral. Se refuta en este punto que, por el simple hecho de pertenecer a distintas especies animales, no se debería discriminar por raza ni tratar de inferior a los otros. En términos generales, especismo.

Asimismo, se retoma el valor inherente de los seres vivos, por lo que, no se deben consumir animales sintientes, capaces de experimentar sensaciones y que buscan su propia conservación y bienestar, puesto que esto mismo les hace ver como“seres conscientes, al menos en un grado básico”, según esta filosofía.

Para resumir, el veganismo es un principio ético referido, exclusivamente, a la opresión humana sobre el resto de los animales no humanos, por su estatus como propiedad. Porque, como dicta su filosofía, nosotros no somos nadie para hacerles daño a los animales, para alimentarnos de ellos o saciar nuestras necesidades básicas.

Este tipo de veganos éticos, lo que buscan es la igualdad en el trato y los derechos de los animales como seres vivos, que merecen el mismo bienestar y salud que nosotros; justifican sus ideales principalmente con  la afirmación de que, si nuestros actos afectan directamente a los intereses básicos de otros individuos, entonces ser vegano es una cuestión moral y no privada.

Sin embargo, la falencia se encuentra en que estos principios no cubren todas las posibles relaciones o conflictos entre nuestra especie y los demás animales, introduciendo así lo que se conoce, por invento propio, como los Derechos Animales. Si nos damos cuenta, somos nosotros mismos los que decidimos pensar que un animal posee todos los mismos derechos que un humano. Porque claro, ellos evolucionaron tal y como nosotros, ¿verdad?

Es aquí donde entraría la gran disyuntiva del veganismo, siendo uno de los más fuertes argumentos en contra de este: Otros animales comen animales, ¿por qué está mal que nosotros hagamos lo mismo si también somos animales?

Esta es una cuestión que, si se ve desde la perspectiva ética, podríamos estar justificando el hecho de que si algunos humanos asesinan y violan a otros, estaría correcto que nosotros hagamos lo mismo, ya que también somos humanos. Sin embargo, los argumentos anti veganistas se inclinan más por lo que es una cuestión de supervivencia, de selección natural de las especies, unos argumentos mucho más científicos. Y es que los movimientos del anti veganismo lo califican como una utopía privada basada en falsedades y pensamientos ilusorios, puesto que consideran sus ideales como simples construcciones de sus perspectivas emocionales, dejando de lado la lógica, la razón y la ciencia.

A lo que se refieren, en un primer plano, es al tema de la cadena alimenticia. Si los humanos requirieron de todos estos productos animales, para sobrevivir, ¿por qué deberíamos desistir de esta dieta, ya incorporada en nuestro sistema alimenticio y digestivo, por una simple y banal cuestión subjetiva, como lo es la moral?

Sí, podemos ser animales, pero somos también humanos, una especie superior, conscientes de nuestra existencia, capaces de cuestionarnos nuestra propia realidad. Por lo que, la lógica de los veganos resulta frustrantemente indiferente, sin precisión ni sensatez como para ser tomada en consideración.

¿No es el veganismo un simple movimiento creado por animalistas basados en medias verdades y largos discursos “especializados”? A largo plazo, estas desfiguraciones de la realidad, falsedades de la moral, hacen daño tanto a los animales, como a los seres humanos en su convivencia.

Con esto se quiere hacer crítica a todos los principios filosóficos del veganismo. Basándose en el aire de superioridad de nuestra especie humana por encima de los que, son considerados, alimentos y productos básicos para nuestra supervivencia en la Tierra. Al menos esa es la teoría de los anti veganistas..

Sin embargo, fácilmente los veganos les pueden refutar con un “ se puede perfectamente llevar un vida sana y normal sin la necesidad de consumir productos animales” Tal vez, en la Era Prehistórica, cuando el estilo de vida era mucho más precario y salvaje, el cuerpo humano solicitaba a gritos la alimentación animal. Pero, ¿no se han puesto a pensar qué pasaría si nuestra especie hubiera elegido el fruto en lugar del mamut?

Efectivamente, nuestra dieta automáticamente habría cambiado por completo, puesto que nos habríamos adaptado y acostumbrado a otro tipo de alimentación, uno que no implique la matanza cruel e innecesaria de otra especie animal.

Es aquí donde se retoma la crítica a la dieta vegana, por la cual varios expertos han demostrado preocupación por el incremento durante los últimos años del porcentaje de personas que deciden tomarla. Podría decirse incluso, que la razón por la cual hacen lo que hacen, es por simples cuestiones de moda. Esto es debido a que, se tiene una imagen muy distorsionada y embellecida de lo que realmente es el veganismo,  y, aún más, de los requisitos y acciones necesarias para convertirse en un vegano.

Por más beneficios que afirmen los veganos que puede tener para tu salud llevar una vida alimenticia sin el consumo de los productos de origen animal, los dietistas sostienen que las personas, por el simple hecho de seguirle el paso a sus famosos favoritos o a su amiga animalista del colegio, se arriesgan a no consumir suficientes proteínas, vitaminas y nutrientes indispensables para su cuerpo. Inclusive, la prestigiosa Universidad de Harvard estableció que “el consumo de proteínas animales ha sido determinante para el desarrollo humano”.

Por lo que, desde un punto de vista biológico, no es recomendable del todo llevar una dieta estrictamente vegana, en especial para los más pequeños que están en pleno desarrollo ya que podría  alterar su crecimiento y costarle mucho por una cuestión moral implantada por una sociedad cada vez más ridícula y emocional, como diría un anti-vegano.

Ahora bien, digamos que aceptas el riesgo. Digamos que decides volverte vegano ya que haces caso omiso a las recomendaciones y estudios científicos de lo que podría sufrir tu cuerpo con el cambio de dieta. Porque claro, si fuera letal para los humanos convertirse en veganos, no habría ninguno rondando la Tierra, viviendo y disfrutando su vida “sana” en este preciso momento.

Plasmando la situación en nuestro mundo actual, se podría pensar que una sociedad vegana necesitaría muchísimo menos terreno cultivable partiendo del simple hecho de que el cultivo de plantas consume entre cinco y diez veces menos agua que la explotación ganadera. Efectivamente se estaría en lo correcto. La huella hídrica de la cría de animales es mayor que otras actividades.

Con esto hemos llegado a la actual controversia del veganismo, y es que ¿qué pasa con cuestiones como la contaminación, el medio ambiente, la pobreza, las guerras y otros varios problemas con los que la humanidad debe lidiar? ¿Por qué es nuestra alimentación una prioridad de entre los otros muchos también de relevancia moral?

Cada día más gente se empeña e interioriza en que comer menos huevos y carne es beneficioso, no sólo para nuestra salud, sino también para nuestro entorno, nuestro planeta. Incluso se ha llegado a proponer, por parte de activistas, que la única manera de salvar nuestro mundo, es siendo veganos, utilizando una y otra vez el mismo argumento y la misma excusa.

Únicamente escuchamos en las noticias acerca de la quema de combustibles fósiles y de petróleo, de cómo esos son los causantes de nuestra futura destrucción, pero los animalistas, veganistas y defensores de este movimiento, destacan por encima de todo a la ganadería como principal contribuyente al cambio climático causado por el hombre.

La verdad es que, según el arduo trabajo investigativo del biólogo y botánico Allan Savory, se ha demostrado que el manejo racional de la ganadería, como se llevaba a cabo en las épocas anteriores a la Revolución Industrial. pueden llegar a generar paisajes, incluso desiertos ante ese cambio climático.

Y es que, nosotros mismos lo hemos presenciado. Las ONG´s y principales organizaciones ambientales, se encargan de esparcir un activismo ideológico en nuestra sociedad, en el cual, la creencia base fue definiéndose como “animalismo” o defensores de los derechos de los animales, cuando de hecho, se ha llegado a afirmar que el veganismo también mata animales.

De este modo, y dentro del análisis expuesto, llegamos al punto inicial de este ensayo, ¿es el veganismo un estilo de vida, una moda o un principio moral? Realmente, desde mi punto de vista, estamos tratando con un movimiento subjetivo, emocional e incluso me atrevo a calificar como escandaloso.

Sí, nadie puede negar que los datos, las cifras y los hechos existen. Que una vaca puede llegar a hacerle mucho más daño a nuestro planeta que toda la contaminación. Pero, es que somos nosotros los que desde un principio hemos decidido iniciar con nuestra autodestrucción.

Los veganos pueden tener su filosofía sentada en la ética y la moral, y eso se respeta. No es como decir que ellos se basan puramente en aspectos sentimentales y emotivos, puesto que, ¿quiénes somos para decir que una cultura está equivocada?

Podremos pensar cuanto queramos en que los animales tienen los mismos derechos que nosotros, pero jamás, jamás, serán iguales que nosotros, humanos. Ambos somos animales, pero de diferente especie. Y, por más que este argumento suene a superioridad humana y antropocéntrica, el mundo es como es, incluso si significa creer en una cadena alimenticia en la cual animales comen animales.

Claramente no se pueden pasar por alto las investigaciones realizadas en distintas especies para definir el comportamiento moral de los animales que, al parecer, tras los resultados obtenidos, podemos concluir que efectivamente un animal demuestra empatía y compasión. También que ellos viven en su sociedad y nosotros en la nuestra, de distinta índole y formación, pero aún así sigue siendo el tipo de organización del grupo como especie.

Sin embargo, por más que un chimpancé me demuestre tener tendencias prosociales, debemos partir de que tenemos una  vaga concepción universal de los valores humanos. La pregunta que realmente nos deberíamos hacer es ¿qué significa ser un humano y qué significa ser un animal?

Bibliografía:

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