miércoles, 3 de abril de 2019

Comentario del artículo 4, la emoción vs la razón

¿Somos seres emocionales o racionales?

El artículo objeto de comentario pertenece a un portal electrónico, sinpermiso, en el cual se encuentran diferentes textos críticos de la cultura, la ciencia y demás. Este, precisamente, fue escrito por el Catedrático español de Psicobiologíam, Ignacio Morgado Bernal, y abarca, principalmente, el cuestionamiento científico y psicológico de, ¿predominan nuestras decisiones racionales o emocionales? y, ¿qué pasaría si estas dos áreas de nuestro cerebro quedan desconectadas la una de la otra?

Bernal a lo largo del artículo nos presenta una serie de casos en los cuales el ser humano se ha puesto en situaciones tan extremas, que debe dejarse llevar por uno de sus dos cerebros, el racional o el emocional. Primeramente, se nos explica que, las personas somos seres biológicos, por lo cual, nos comportamos según nuestro entorno y ambiente. Está claro que una persona en un campo de exterminio nazi, sin saber su destino en los próximos minutos, no se comportará, actuará y pensará de la misma manera que aquel que está tranquilamente tomando un café en la panadería de su barrio. Sabemos de sobra que una persona en el primer cuadro no precisamente priorizará su educación y cultura por encima de su supervivencia. 

Y es que, esa es la base argumentativa de todo el artículo. Dependiendo de nuestra situación, reaccionaremos ya sea con nuestro uso de razón, o bien con nuestros instintos y emociones. Todo es cuestión de circunstancias, ¿verdad?

Bueno, esta afrimación tal vez no sea del todo cierto. Seguidamente, el Catedrático nos da a conocer el caso de Phineas Gage, un joven de tranquilo y llevadero de 25 años quién, en 1848, tras un accidente laboral, pierde la conexión neural entre sus estrucuras racionales y las emocionales. Fue objeto de investigación científica puesto que, su condición resolvería este enigma. Como era de esperarse, el sujeto tuvo un cambio radical en su comportamiento, puesto que se volvió mucho más violento y agresivo, aflorando así sus impulsos por encima de su juicio intelectual y racional. 

Este ejemplo apoya la teoría, desde un punto de vista biológico, de que, nuestro cuerpo, al separar el cerebro racional y el emocional, reaccionaría inmediatamente en pro del segundo dejándo de lado la capacidad de controlar y regular nuestra razón. Sin emargo, Ignacio Morgado Bernal, decidió respaldar su hipótesis con otros dos casos, bastantes similares pero que tuvieron resultados totalmente diferentes. El hundimiento de dos transatlánticos y el comportamiento de sus pasajeros ante este evento.

Por una parte tenemos el famoso Titánic, cuyo colisionamiento fue en 1912 y en el que fallecieron 1517 personas, y, en el otro lado de la moneda, está el Luisitania, naufragado en 1915 y con el cual 1198 personas perecieron. Ambas tragedias tenían aproximadamente el mismo número de pasajeros, de distintas clases sociales, casi que la misma estructura técnicamente hablando y una capacidad de salvamiento en cuanto a botes salvavidas parecida. Lo que saca que, las posibilidades de superviencia en ambos casos fueron bastante similares. ¿Qué fue lo que pasó en cada uno?

Bueno,  en el Titánic los tripulantes y pasasjeros tuvieron casi dos horas antes del hundimiento, por lo que, al momento de evacuar, prevalecieron el orden y las leyes y estratos sociales por encima de las emociones. Es por esto que la mayoría de los sobrevivientes fueron personas de clase alta y con privilegios. Mientras que, pasó todo lo contrario en el Luisitania, contando con tan solo 18 minutos, las personas actuáron siguiendo la norma de "sálvese quién pueda, dejándo de lado quien era quien en tierra. Y es que, así fue como el insinto de supervivencia y las emociones estuvieron por encima de todo lo demás. ¿Por qué siendo tan similares ambos naufragios, se dieron resultados tan distintos?

La respuesta: todo se reduce a la situación y el tiempo. Mientras que el primer caso se dió en un transatlántico turístico, en una época y lugar medianamente "favorable y tranquila", el segundo ocurrió en años difíciles de guerra y como consecuencia de un ataque enemigo. Claramente los trripulantes de ambas naves sentían y razonaban de maneras totalmente distintas. Y esto da pie a la hipótesis base de que, todo depende de la situación y circunstancias en las que nos encuentremos.

Mientras que en algunos casos podemos actuar con mente fría y calculada haciendo uso de nuestra razón, otras veces simplemente deberemos dejarnos llevar por nuestros instintos de supervivencia, simplemente por el miedo, terror, estrés, afán de conseguir o solucionar un problema. Y es que, no sólo debemos basárnos en situaciones de vida o muerte tan extremas como los casos anteriormente mencinados, sino que incluso, en nuestro día a día, podemos caer en nuestro pensamiento primitivo más antiguo, el egoismo. 

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